Un estudio reciente analizó 2,132 centros de datos en Estados Unidos, los lugares donde se entrenan y operan modelos de inteligencia artificial (IA) como ChatGPT. Estos centros son edificios llenos de servidores que consumen grandes cantidades de energía, tanto para funcionar como para mantenerse refrigerados. El estudio reveló que desde 2018 las emisiones de CO2 de estos centros se han triplicado, representando un 2.18% de las emisiones del país, una cifra comparable a las emisiones de todas las aerolíneas comerciales nacionales.
¿Por qué se requiere tanta energía?
Los centros de datos consumen energía masivamente por varias razones:
- Servidores de alta demanda: Albergan miles de servidores que necesitan una gran cantidad de electricidad para operar.
- Refrigeración constante: Mantener los equipos a temperaturas adecuadas también implica un alto gasto energético.
- Crecimiento de la IA: La inteligencia artificial está en auge y casi todos los sectores la están adoptando, incrementando la necesidad de más procesamiento.
- Ubicación problemática: El 95% de los centros de datos de Estados Unidos están en regiones donde la electricidad proviene de fuentes más contaminantes, como el carbón. Esto eleva la "intensidad de CO2" de estos centros a un 48% por encima del promedio nacional.
- Operación 24/7: Muchos centros deben funcionar las 24 horas del día, lo que los obliga a usar fuentes de energía disponibles continuamente, aunque estas sean más contaminantes.
Los nuevos modelos de IA agravan el problema
Los modelos más recientes, como Sora de OpenAI, que pueden generar imágenes, videos y música, exigen un procesamiento aún más intensivo. El crecimiento exponencial en la cantidad de datos que manejan, especialmente imágenes y videos, dispara las emisiones de carbono asociadas a su operación.
¿Qué se puede hacer?
Para abordar este problema, los investigadores han creado un portal que permite visualizar las emisiones de los centros de datos en todo el país. La esperanza es que esta información motive la implementación de normativas para controlar las emisiones en este sector. Sin embargo, no se espera que las regulaciones lleguen pronto.