Es un hecho que la creación de entornos digitales, hoy en día, está redefiniendo nuestra relación con el entorno, pero, ¿A qué se refiere este término, y por qué las empresas están cada vez más interesadas en aplicar un entorno propio?
Para responder esta pregunta, tenemos que revisar los tres requisitos que las empresas deben implementar y reportar por ley: medio ambiente, sociedad y gobierno corporativo. A ello se le suma una tendencia de posicionamiento de imagen, donde se busca instaurar un perfil ecológico en cada proceso de las compañías.
En este contexto, el Internet de las cosas (IOT) se vuelve el pilar tecnológico que garantiza los cumplimientos normativos, pues implica la interconexión de dispositivos físicos y objetos cotidianos a través de sistemas informáticos en la nube para la recopilación, procesamiento y análisis de datos en tiempo real. Sus beneficios son bastos, desde la automatización de tareas, la supervisión a distancia, o la toma de decisiones basada en datos.
Alrededor de ello, se ha generado la cultura del dato, con el potencial de impulsar cambios significativos en la manera en que operamos y contribuimos al medio ambiente, en una posible conversación sobre sostenibilidad, entre gobernantes, ciudadanos y empresas.