Se trata de un acercamiento al libro como objeto de estudio y no como mediador del conocimiento. En mi caso, abordo las publicaciones y libros ilustrados en el siglo XIX , afirmó María Esther Pérez Salas Cantú, profesora investigadora del Instituto Mora.
Según la especialista, este estudio del libro como objeto tiene una gran tradición en Francia, Inglaterra y España. En México y en el caso específico de dicho instituto que pertenece al Sistema de Centros Públicos de Investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), desde hace alrededor de 15 años se empezó a trabajar esta perspectiva.
Hacemos el intento de rescatar a los impresores, a los editores, cuál fue su función, su historia. Nos nutrimos de lo que ya se ha hecho fuera del país. Ahora, lo relevante es establecer contacto con investigadores en Latinoamérica, para ubicar más un contexto latinoamericano de todo este proceso , expresó.
Pérez Salas Cantú es doctora en Historia del Arte por la Universidad Nacional Autónoma de México y lleva 28 años de labor académico en el Instituto Mora. Experta en el tema de la litografía, hace un esbozo de esta técnica y de su importancia en la historia de la actividad editorial del país.
La litografía fue un medio de reproducción mecánico de la imagen muy importante en el siglo XIX. Según afirma la investigadora en su obra titulada Costumbrismo y litografía en México: un nuevo modo de ver, el desarrollo de la litografía estuvo íntimamente ligado a la actividad editorial y se desempeñó como apoyo visual de los textos.
A partir de la utilización de las imágenes litográficas en los libros es cuando entramos de lleno a la época de la comunicación visual y gráfica. La importancia de la litografía radica en que permite un acercamiento del lector a los libros de manera distinta. La imagen es una herramienta muy importante, nos da la posibilidad de tener un conocimiento diferente de las cosas al que tenían los receptores, cuando solamente era una lectura textual , explicó la investigadora.
Fue en 1826 cuando Claudio Linati introdujo dicha técnica y publicó un periódico con ilustraciones.
La llegada de esta nueva técnica favoreció la producción de libros en el siglo XIX en México y también cambios en su formato, porque se empezaron a producir libros ilustrados como se hacía en Europa. Los talleres litográficos trabajan estrechamente ligados con los impresores, por lo que se produjeron libros muy distintos a lo que se hacía en los siglos anteriores, en donde se utilizaba el grabado en metal o madera.
La época de apogeo de la litografía a nivel editorial son las décadas de los 40 y 50, en las que proliferan una gran cantidad de publicaciones. Y esto dura hasta los 70 y 80 del siglo XIX, cuando la litografía no desaparece sino que se usó en otros géneros, ya no editoriales sino mercantiles, como etiquetas, anuncios, pósteres y otros.